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Cuando la disfunción sexual va unida a este u otros de los síntomas de baja testosterona, podemos concluir que el déficit hormonal es el origen de la disfunción. Hay veces en que el hombre, por tener esta disfunción sexual, rehuye las relaciones sexuales y su pareja, por su parte, puede pensar que es por su culpa, porque está mayor, porque ya no le atrae sexualmente, etc. Tres cuartas partes de los pacientes con disfunción eréctil no están diagnosticados y, además, la mitad de los que conocen su enfermedad no reciben tratamiento, lo que supone que sólo uno de cada ocho está tratado, por lo que es una patología que está claramente infradiagnosticada. El efecto secundario más común del tratamiento con ICI es la erección prolongada. Todos ellos actúan aumentando el flujo sanguíneo hacia el pene y, por tanto, ayudan a mantener una erección. Los tumores del hipotálamo y la hipófisis también pueden provocar una disminución de la libido, al cambiar las hormonas responsables de las erecciones.

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En ausencia de contraindicaciones, la terapia de reemplazo de testosterona puede ser administrada a estos pacientes para restaurar la función sexual, las erecciones y la calidad de vida. Este problema afecta la calidad de la vida sexual de los hombres y de sus parejas. La disfunción eréctil es la incapacidad persistente y recurrente para conseguir una erección suficiente para mantener una relación sexual satisfactoria. Es importante señalar que, en algunos pacientes, la disfunción eréctil puede ser un signo de advertencia de una enfermedad cardiovascular, que puede requerir una evaluación adicional por parte del médico de cabecera o del cardiólogo. A veces un buen descanso es suficiente para recuperarse. Además de todos los demás factores, en el desarrollo de la disfunción eréctil influyen las comorbilidades, las complicaciones de la diabetes y la eficacia del tratamiento.